viernes, 13 de abril de 2018

SIGUE LA CUENTA ATRÁS: DOS MENOS (10-01-2018)

Como en una reunión de plañideras desconsoladas, han surgido a manantiales las lágrimas de cocodrilo de todos los que ahora se rasgan las vestiduras al saber que desaparece Interviu, tras 42 años de estar semanalmente en los quioscos y navegar a trompicones entre el furioso oleaje de la intolerancia y el desarraigo. A veces, en voz más baja, alguien se acuerda de que también se va su compañera y hermana, más seria, Tiempo, las dos cabeceras que mantenía activas el grupo Z que, obedeciendo a la implacable ley de la oferta y la demanda llega a la conclusión de que, si falla esta última y alcanza niveles insuficientes para los bolsillos de la empresa, no hay más remedio que cancelar la primera parte del binomio.
Se va Interviu (y Tiempo también, que yo leía hasta ahora en la peluquería) y en los anaqueles de los quioscos se hacen dos nuevos huecos, otros más, que añadir a los que ya venían produciéndose desde hace tiempo, poniendo el cerrojo no solo a dos publicaciones impresas, sino a todo un espacio temporal en el que muchos hemos ido creciendo, a veces viendo subrepticiamente las portadas (y los interiores) y otras aireándolos abiertamente, en plan provocación, sobre todo cuando había algún tema oportuno para sacarle los colores a alguien.
Porque aunque la imagen que ahora prospera y la que seguramente se mantendrá en la memoria colectiva es la de los hermosos desnudos femeninos (y también alguno masculino), en realidad era una revista muy seria, combativa, denunciadora de crímenes varios, incluidos de manera destacada los que tienen que ver con la marea de corrupción que sacude a este país. En esa oleada, una vez le tocó a Cuenca, cuando gracias a Interviu nos enteramos de los enjuagues que estaba desarrollando un concejal metido hasta las cejas en negocios inmobiliarios, con el estrambote, entre ridículo y divertido, de los colegas que ese día fueron de quiosco en quiosco intentando comprar todos los ejemplares para que pudibunda ciudad conquense no viera sus ánimos trasgredidos por esa impertinencia informativa.
Adiós, pues, a Interviu y a Tiempo. Dos menos que anotar en esta sucesión, ya imparable, de cancelaciones de revistas impresas en papel.

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