Hay cuestiones sobre las que resulta innecesario
preguntar porque antes de hacerlo ya se conoce la respuesta: nada, ninguna, no
se sabe, no contesta. Es inútil preguntar cuándo, en qué momento, el
Ayuntamiento de Cuenca va a tomar alguna medida para intervenir (rehacer,
reconstruir o derribar) el inmueble de la calle Obispo Valero, inmediato al
Museo de Cuenca, con fachada posterior a la plaza de la Ciudad de Ronda. A que
con una descripción tan detallista cualquier lector sabe a qué lugar concreto
me estoy refiriendo. Y por si hay alguna duda, yendo al propio sitio se
localizad con toda facilidad, porque está debidamente protegido por vallas que
intentan evitar que nadie se cuele y reciba sobre la cabeza cualquier pedrusco
desprendido.
El Ayuntamiento de Cuenca es rigurosísimo con los
ciudadanos particulares. En cuanto detecta el menor desperfecto arremete contra
el infractor con la fuerza de la ley, de las normas y de las amenazas
conminatorias en forma de plazo tajante para que se arregle el mal, o si lo
harán los empleados municipales pasando la factura al ciudadano implicado. Eso
se hace con los demás. Pero el Ayuntamiento tiene bula para mantener en estado
de ruina durante año un edificio municipal que está abandonado y que solo sirve
para ocupaciones temporales de vez en cuando.
Ni siquiera importa a los regidores que tal inmueble esté
situado en pleno corazón del sector turístico de la ciudad, a la vista, por
consiguiente, de cientos de visitantes que continuamente pasan por allí y que,
después de contemplar las maravillas de la ciudad antigua se encuentran con
esta postal infamante que por sí sola sirve para arruinar la impresión positiva
que pudieran haber adquirido. Pero así son las cosas del peculiar concejo
municipal que nos rige.
No hay comentarios:
Publicar un comentario