viernes, 13 de abril de 2018

IMPRESCINDIBLE ADRIÁN NAVARRO (06-01-2018)


IMPRESCINDIBLE ADRIÁN NAVARRO (06-01-2018)



Adrián Navarro es ya, a estas alturas, uno de los nombres esenciales de la cultura conquense, sin necesidad de mayores ditirambos. La suya ha sido una carrera metódica, progresiva, manteniendo siempre una línea de continuidad, la del trabajo realizado de manera consciente, por una parte siguiendo la línea recta de sus intenciones y por otra desviándose parcialmente para buscar, por los senderos laterales, otras fuentes de inspiración, otros motivos estéticos que aplicar a sus propósitos. Todo eso está muy presente en esta exposición que cubre las paredes y el suelo del Centro Cultural Aguirre, a donde es conveniente acercarse antes de que llegue el momento final de la muestra, ya próximo.
Adrián Navarro (El Provencio, 1942) es sobre todo alfarero y ceramista, con una obra sólida, de evidente prestigio, que ha ido evolucionando desde sus orígenes tradicionales, vinculados a la estela que había marcado Pedro Mercedes, pero de la que se ha ido desviando progresivamente para afrontar su propio línea de expresión, y no solo en las formas de los objetos que diseña, sino también el su estructura y colorido. Se puede contemplar un apretado resumen en esta exposición, en la que no hay tantos objetos de cerámica como placas y cuadros que nos revelan a un artista de original trazado y severo atrevimiento para internarse en territorios poco trillados. Hay en él mucha imaginación, no poca osadía para dibujar elementos difuminados en una línea muy propia, inconfundible podría decirse, con alternancia muy eficaz de sugerencias cromáticas que vienen a aportar una notable variedad a una muestra no muy abundante en número de piezas expuestas, pero sí en sensaciones visuales.
No hay querido renunciar Adrián a su más definitorio y extenso trabajo, el de las formas alfareras, de las que hay también unos maravillosos ejemplos que, estratégicamente situados, vienen a enmarcar el conjunto de esta exposición que, desde la serenidad y el equilibrio, nos trasmite un mundo personal pleno de sabiduría, unas manos diestras en el manejo del pincel y el buril.


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