En todas
partes, y con notable abundancia en la ciudad de Cuenca, hay guadianas, temas,
cuestiones, singularmente culturales, que nacen, crecen un tiempo, desaparecen
y, mucho más tarde, reaparecen con aparentes nuevos entusiasmos, que sus
impulsores consideran suficiente para poder conseguir una continuidad
prolongada, propósito que, por lo general, se quiebra otra vez al poco tiempo. No
es exactamente ese el caso del Gabinete de Música Electroacústica, pero se le
parece bastante. La diferencia es que sus promotores, singularmente Julio Sanz
Vázquez, no ha parado ni un solo momento de mantener activa la idea, o
proyecto, o lo que a estas alturas sea el GME.
Nos lo vuelve a
recordar este 23 de abril, en que se cumple el 35 aniversario del día en que
nació una propuesta tan singular como insólita en el panorama de la música
española, donde solo existía, hasta esos momentos, algo parecido, el estudio
Phonos de Barcelona, de manera que el anuncio de lo que surgía en Cuenca
produjo, de inmediato, una enorme expectación en un sector ciertamente
minoritario y muy especializado, pero de considerable interés. El Gabinete nació ligado al Conservatorio
Profesional de Música de la Diputación Provincial de Cuenca que dirigía en esos
momentos Pablo López de Osaba, personaje sin duda inquieto por todo lo que
fuera novedoso y con suficientes relaciones en el mundo de la música moderna
(Cristóbal Halffter, Luis de Pablos, Gabriel Brncic) para que el invento encontrara
rápido apoyo no solo teórico, sino práctico, para incorporar las nuevas
tecnologías que estaban revolucionando la música.
Durante estos años, desde el GME se organizaron los primeros
cursos especializados de música electroacústica en un Conservatorio
Profesional de Música de España, con duraciones de dos y cuatro años de
especialización en Composición Electroacústica, así como conciertos mensuales
en el Conservatorio, en el Teatro Auditorio de Cuenca, en colegios, en
edificios públicos y privados, y en distintos espacios disponibles de la ciudad
de Cuenca. De este modo, la música electroacústica se convirtió en algo
cotidiano para los estudiantes del Conservatorio, y también comenzó a ser
considerado como algo habitual por su cotidiana presencia en la actividad
cultural conquense.
Todo eso se quebró un mal día de 1998 con una serie de
decisiones encadenadas por parte de la Diputación provincial que llevaron
finalmente a la cancelación total del GME y al empaquetado de todo su material. Desde entonces, el último responsable de la
actividad, Julio Sanz Vázquez, viene ejerciendo como auténtico vigilante de los
restos del naufragio. a través de la Asociación AVADI (Audio Video Arte Digital
Interactivo) fundada en 1986 por el propio Julio Sanz con Matías Jiménez, que
viene promoviendo diversas iniciativas para mantener vivo el proyecto de una
iniciativa que fue pionera en España y que sigue esperando el momento de su
recuperación.
En ese terreno hay que citar la
publicación reciente del libro Las
colecciones del GME. Pasado, presente, futuro, que vino a ser una
recopilación de todo lo sucedido desde entonces y una reivindicación de las
posibilidades futuras que podría ofrecer un proyecto cultural de dimensión local, pero proyección
internacional. En su redacción han participado Sylvia Molina, Javier Osona,
Julio Sanz Vázquez, Daniel del Saz y Antonio J. Alcázar, estando la edición a
cargo de José Ramón Alcalá y Vicente Jarque. Lo ha editado la Universidad de
Castilla-La Mancha.
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