Desde
hace unas semanas se está desarrollando en Cuenca (también en las demás
ciudades que tienen campus universitario) una curiosa y valiosa iniciativa,
cuya acogida entre el público aún no se valorar, pero que me gustaría tuviera
un excelente resultado (optimista que es uno).
Se
trata de que cada martes en una de las salas de Multicines Odeón, se proyecta
en versión original una de las películas que integran la programación habitual,
respondiendo a una iniciativa de la Universidad de Castilla-La Mancha, que
organiza estas sesiones dirigidas especialmente a estudiantes, pero abiertas a cualquier
persona que quiera incorporarse. El precio para el personal universitario es de
3 euros y para el público de 3,50.
Como
dicen los puristas, y yo lo comparto plenamente, las películas extranjeras
deben proyectarse en versión original, en el idioma en que se rodaron, con subtítulos
en español, como es natural, pues ese es el único modo de poder apreciar íntegramente
los matices de la interpretación. De este principio discrepan, como es lógico,
los actores de doblaje, que forman una auténtica legión en España, país que es
el paraíso de este tipo de actuaciones.
También
buena parte del público se ha venido mostrando tradicionalmente alérgica a las
versiones subtituladas con el fútil pretexto de que mientras leen los letreros
no pueden atender debidamente a las imágenes de la pantalla. Este simple
argumento se ha venido debajo de manera estrepitosa cuando desde hace unos
años, los últimos, las televisiones han implantado la moda, por lo general estúpida,
de llenar la pantalla con inacabables e inútiles mensajes de todo tipo, muchos
de ellos repetidos hasta el cansancio; en ocasiones, se superponen dos y tres a
la vez, sin contar los logotipos correspondientes o los anuncios de autopromoción
de la propia cadena. De esa forma queda demostrado que cualquier ser humano de
mediana inteligencia e igualmente mediana capacidad de entendimiento puede
estar viendo unas imágenes mientras a la vez lee textos sobreimpresos. Experiencia
que, desde luego, se complementa también, en los últimos tiempos, con la
posibilidad que ofrecen ya todos los DVD de ver la película en diversas
versiones y, como es natural, no pasa nada ni nadie se rasga las vestiduras.
En las
ciudades de cierto valor cultural, los cines comerciales ya ofrecen al público
la posibilidad de ver la película en V.O. en alguna de sus salas, pero
semejante modernidad no ha llegado todavía a Cuenca, salvo en las sesiones del
Cine Club Chaplin, que son todas rigurosamente en ese sistema y esta que ahora
ha llegado hasta nosotros a través de la Universidad.
Por
cierto, la próxima ocasión la tendremos el martes día 19, con la proyección de Star Wars. Los últimos Jedi, de Rian
Johnson.
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