viernes, 24 de noviembre de 2017

YA SOLO FALTA EL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS



Se podría simplificar el caso aludiendo a la habitual generalizada estupidez de la ciudadanía española aunque también sería posible elaborar todo un tratado sociológico-económico en torno a la inestimable habilidad de la industria americana para vender con suma facilidad y eficacia todo lo que producen, desde la coca cola hasta el infame repertorio de películas que dominan ya todas las salas de nuestro país, pasando por el pollo frito de Kentucky, las hamburguesas de nadie sabe qué tipo de carne o la odiosa personalidad de Donald Trump, cuestiones todas que no deberían hacernos olvidar a otros ejemplares valiosos de aquel pais, como Walt Whitman, Marilyn Monroe o Elvis Presley, por decir algunos.
Entre la habilidad de ellos y la tontería de los demás llega el Black Friday y se nos mete hasta en la sopa. Probablemente casi nadie sabe qué significa exactamente, más allá de que en estos días se pueden obtener baratijas de saldo a precios de ganga. Viernes negro es el que sigue al jueves de Acción de Gracias, con la diferencia de que esta última fecha tiene un carácter tradicional, mientras que lo del viernes es una invención moderna, que se ha ido extendiendo en el tramo final del siglo XX. Inicialmente, tenía un carácter simbólico, porque era la fecha en que se abrían las ventas de Navidad, lo que motivaba un gran desplazamiento de personas y vehículos. Se cuenta que fueron los policías de Filadelfia quienes, en un arrebato de ingenio, llamaron así, viernes negro, a la considerable dificultad que se les presentaba para regular el tráfico. Otros teóricos de la comunicación han querido encontrar una explicación diferente: negro significa números positivos, en contraposición a rojo, que son cuentas negativas.
Y aquí lo tenemos también, con multitud de comercios implicados intentando vender todo lo vendible, a precios superrebajados. Lo que no entiendo es por qué se mantiene activo el término anglófilo, Black Friday, lo que origina algunas dificultades entre locutores radiofónicos y gentes de a pie cuyo dominio del inglés deja algo que desear, en vez de llamarlo directamente Viernes Negro, que suena mucho mejor.

Ya solo nos falta celebrar también el Día de Acción de Gracias, ese sí, dicho y escrito en castellano. Seguro que alguna mente preclara, de las mismas que denigran el Día de la Fiesta Nacional o silban al himno, en las pocas ocasiones en que suena, ya está acariciando la idea. Por lo pronto, aquí mismo, en Cuenca, 35 comercios estarán hoy ofreciendo descuentos con el fin de atraer a la clientela. En el montaje colabora el Ayuntamiento que, la verdad, no se qué pinta en este asunto estrictamente comercial.

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