lunes, 13 de junio de 2016

LEGIONARIOS EN LA OBISPALÍA





            ¡A mí la Legión!, dijeron o debieron decir, en Abia de la Obispalía y atentos a la llamada, como fieles servidores del bien público, acudió un grupo de legionarios a dar marcialidad, colorido y prestancia a la tradicional romería de San Jerónimo, que se viene celebrando desde tiempos inmemoriales. Con toda la seriedad del mundo, el pequeño destacamento de uniformados verdes hizo acto de presencia en la iglesia, recibió a la imagen del santo con la seriedad y el rigor necesarios y tomó en sus brazos la imagen de un severo Cristo que abría camino, por la polvorienta senda que lleva a la ermita y bajo un sol de justicia, que en esos días ya anunciaba la inminente llegada del caluroso verano.
            Eran pocos pero cumplieron a la perfección lo que se espera de tan sólidos caballeros de verde. A ratos, cuando el cura interrumpía el rezo de las letanías, el corneta (más voluntarioso que acertado, todo hay que decirlo) lanzaba al limpio aire de la vega unos sonidos aproximados al grito de guerra “¡legionarios a luchar, legionarios a morir!”, amablemente difundido por los campos inmediatos.
            De esa manera tan peculiar, la tradicional romería de San Isidro llegó a su destino, tras la necesaria interrupción a medio camino para reponer fuerzas con los venturosos tragos de vino y las dulces rosquillas de elaboración familiar.

            Los trigales, ya en ciernes, no se lo creían. Los participantes en la romería, casi tampoco. Y si lo cuento sin foto, a lo mejor no cuela, pero por si hay mentes escépticas, ahí está la imagen. Tal cual. Si el año que viene no aparece la Legión, algunos se van a quedar muy frustrados. 

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