jueves, 15 de octubre de 2015

GRABADOS EN EL MUSEO DE CUENCA



Un grabado, muy expresivo, a pesar de los sombríos tonos oscuros, casi negros, que recrean con singular acierto el aspecto fantasmal con que quiere aportar un detalle más a su peculiar interpretación de Cuenca, anuncia y sirve de frontispicio al díptico informativo de la exposición que el Museo de Cuenca tiene abierta estos días en la nueva sala situada en la calle Princesa Zaida (que sería excelente si no fuera por la disposición de las molestas columnas que entorpecen el montaje). Grabados en el Museo de Cuenca se titula la muestra, que ofrece un total de 37 obras de esa técnica, más otras cuatro de carácter histórico, correspondientes a una visión de San Julián, obra de Joseph Jimeno y tres del clásico libro de Antonio Ponz.
Quienes ya tenemos alguna edad (y conservamos aún en condiciones aceptables la memoria, riqueza inapreciable) recordamos aún aquellos años ciertamente brillantes en que el Museo de Cuenca creó, promovió e impulsó un taller de grabado que empezó a funcionar en 1978 y se prolongó durante varios años, contando con las ayudas económicas de Fernando Zóbel, realmente enamorado de esta técnica y de la Diputación provincial y también del Ayuntamiento de Cuenca, que cedió los locales, en el edificio anexo al propio Museo (ahora, por cierto, en estado avanzado de ruina: cualquier día se viene abajo y no será sorpresa para nadie). Más de un centenar de artistas pasó por allí, a experimentar y trabajar, además de impartir talleres encaminados a difundir los matices y las posibilidades que para un creador de otras artes plásticas (pintores, sobre todo) ofrecía el trasladar su obra al grabado.
Aquellos trabajos están ahora almacenados en el Museo de Cuenca y de allí ha salido esta selección en la que se encuentran los yas citado Goñi o Zóbel, con otros nombres, consagrados o menos, como Antonio Santos, Adrián Moya, María Teresa Recuenco, Perico Simón, Pedro Mercedes, Emilio Morales, Estrella Plaza (a la que corresponde la ilustración de este comentario), Antonio Abad, Redondo Badía, Javier Floren, Francisco Ortega, Bonifacio Alfonso, Adrián Navarro, José María Lillo, Miguel Ángel Moset, Miguel Zapata, Julián Pacheco y ese etcétera que llega hasta 37.
Mejor que leer es ir a ver la colección. Interesante, sin duda. Nostálgica, también. Y meritorio, que salga a la luz.


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