No queda mucho tiempo (hasta el 31 de este mes de mayo) para
dar placer a la vista paseando entre los ejemplares expuestos en el Museo de
Arte Abstracto bajo el título Libros (y
otras publicaciones) de artista, 1947-2013, mención tan concreta que no
necesita más explicaciones que la que se desprende de ese enunciado tras el que
adivinamos algo bien sabido: la íntima relación existente desde siempre entre
dos destacados sectores de la creación cultural, el formado por los artistas y
el de los escritores o, dicho de otra manera, la forma en que unos y otros
buscaron la expresión íntima de sus deseos a través de libros impregnados de
arte.
En esta singular exposición promovida por la Fundación Juan
March mediante la sabia utilización de sus propios fondos se nos ofrecen
ejemplares realmente únicos de obras emblemáticas entre las que se deslizan
nombres cuya sola mención nos hace estremecer de emoción, desde el primero de
todos, John Franklin Earhart, de quien se nos ofrece una impresión de 1892 en
Cincinatti hasta Eduardo Arroyo y Kurt Tucholsky, estampado en el taller de
Denis Long en 2013. Y en medio, entre esa relación que incluye 118 obras, están
Eduardo Chillida, Antonio Saura, Antoni Tapiès, Eusebio Sempere, Cristóbal
Melián, Ernesto Sábato, Pierre Le Gall, José Miguel Ullán y, naturalmente,
Fernando Zóbel, que fue un auténtico apasionado de este sistema, del que nos
dejó un maravilloso ejemplo local, presente también en la exposición que estoy
comentando: Cuenca. Sketchbook of a Spanish Hill town, editado en 1970 en Nueva York. Todo
aquí es maravilloso, atractivo, emocionante. Porque, como se dice en el catálogo
que la acompaña, “la exposición muestra
un campo benéficamente minado de sorpresas para la imaginación, en las que en
ocasiones es la imagen la que acompaña al texto, otras veces sucede que lo
suplanta o se apropia de él, o que éste es invadido por aquella o adopta formas
que no tienen nada que ver con la paginación y el orden secuencial de los
libros convencionales”. Lo dicho: queda poco tiempo, menos de quince días,
para este paseo por el disfrute visual y sensual.
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