miércoles, 26 de febrero de 2014

LA TORRE DEL HOMENAJE



            Hay un lugar llamado Moya, en la provincia de Cuenca. Si por aquí corrieran otros vientos, ese sería nuestro particular Guernica, el símbolo, el punto de referencia, el eje de la veleta que captura y orienta todos los aires que por aquí pudieran cabalgar, del ábrego al solano. Encuentro en Moya el más nostálgico de los sentimientos, allá donde se mezclan la belleza infinita con la tristeza dolorida. Envuelta en la soledad permanente, apenas turbada durante unos momentos cuando alguien se acerca hasta sus muros carcomidos y pasea por sus antiguas calles empedradas donde crecen las hierbas, el recinto moyano, con su historia y sus amarguras a cuestas dormita apaciblemente esperando que, de vez en cuando, aparezcan manos humanas cuidadosas para ir reponiendo los desgarrones de sus muros, iglesias y conventos. Algo se viene haciendo, desde hace años, pero mientras se reponen grietas por un lado otras más grandes amenazan lo que permanece en pie. Ahora salta la alarma, que no parece exagerada, por el progresivo derrumbe de la torre del homenaje, es punto emblemático de la gran fortaleza que domina todo el valle. Proyectos ha habido dos; el primero se evaporó entre las nebulosas de la burocracia, que todo lo puede; el segundo todavía está encima de la mesa, con todas las bendiciones, hasta que alguien lo metió en una carpeta. Dicen que no hay motivos para la alarma. Quienes conocen el sitio y siguen paso a paso la evolución de las hendiduras y el desplome de los muros dicen que sí lo hay y mucho. Esto es algo más que un juego, mucho más que un divertido a cara o cruz. Deberían tomárselo en serio.



La revista Moya se lo toma en serio. Esta es una publicación digna de todos los respetos, editada por la Asociación de Amigos de Moya, que suele aparecer dos veces al año. El último número, el 39, cubre su portada precisamente con la dolorida imagen del monumento que ahora concita las preocupaciones de todos nosotros, con un título no menos amargo: “Torre del Homenaje ¡¡ no te vayas!! herida de muerte”. En las páginas de esa benemérita publicación están siempre nombres de personas muy preocupadas por la situación y el devenir de la hermosa fortaleza moya, Teodoro Sáez, Niceto Hinarejos, Eusebio Gómez al frente de un animoso grupo de colaboradores y de otros muchos más que, desde siempre, mantenemos viva la simpatía por el sugeridor recinto. Que la suerte les acompañe en esta aventura constante, merecedora de obtener al final un resultado feliz y si no, mientras, la comprensión solidaria de cuantos sentimos afición y devoción por Moya.

 

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