domingo, 5 de mayo de 2013

EL FANTÁSTICO VUELO DEL LICENCIADO TORRALBA





Los días del pasado: 5 de mayo de 1527

Tal día como hoy, 5 de mayo, pero del año 1527, a las once de la noche, Eugenio Torralba y su espíritu Zequiel salen de Valladolid y sobrevolando las tierras que hay a sus pies, amanecen en Roma a tiempo de contemplar, desde la Torre de Nona, el asalto de la ciudad por las tropas del condestable de Borbón, a las órdenes de Carlos I de España. Una vez visto el sangriento espectáculo, los dos voladores regresaron por el mismo sistema a Valladolid dispuestos a contar a todo el que quisiera oírlo (y fueron muchos) el fantástico relato, sin ahorrar detalles que incluían saqueos, asesinatos, violaciones y otras lindezas propias de las fechorías militares. A la Inquisición el relato no le hizo ninguna gracia, de manera que decidió intervenir con la severidad habitual para que el licenciado Torralba explicara tan insólito viaje aéreo y su no menos extraña y fantasiosa visión de un suceso que aún tardaría varios días en llegar a conocimiento de las cortes europeas. De todas las picardías que el singular licenciado conquense perpetró a lo largo de su agitada vida, ninguna fue tan sorprendente y llamativa como ésta, sirviendo de pretexto a múltiples invenciones literarias. El fabuloso viaje de Torralba por las alturas celestiales fue aprovechado por Cervantes para incorporarlo a su Don Quijote en el relato de la escena, no menos fantástica, en que el caballero y su escudero Sancho Panza emprenden vuelo a bordo de un caballo de madera, Clavileño. Eugenio D’Ors utilizó la figura de Torralba para introducirlo como un personaje fantasmal en Epos de los destinos, mientras que Julio Caro Baroja se sirvió de él para hacerlo protagonista en un capítulo de Vidas mágicas e Inquisición. Como es lógico, una figura de estas características también llamó poderosamente la atención de Menéndez Pelayo. Federico Muelas escribió un guión cinematográfico al que tituló “Una huella en tierra firme” con el que pretendía saldar una vieja deuda pendiente, pues muchas veces se refirió en sus artículos al deseo de escribir una biografía de Torralba, pero tal película nunca se realizó, aunque el guión recibió un premio del Sindicato del Espectáculo. Una aportación reciente al conocimiento de la personalidad de Torralba es la novela escrita por Eduardo Gil Bera, con la que ganó el premio de novela histórica “Alfonso X el Sabio” (2002), organizado por Caja Castilla-La Mancha, y en la que figura el notable error de afirmar al inicio que “había nacido en Deza”. Lejos de tal cosa, el doctor Eugenio Torralba nació en Cuenca y aquí fue juzgado por la Inquisición, que le condenó, aunque cuatro años más tarde le indultó con la firme promesa de no volver nunca más a desarrollar tan peligrosas invenciones. De su amigo, colega y compañero, el ángel Zequiel, hablaremos otro día. (Ilustración: Dibujo de Lorenzo Goñi para una edición del Quijote, en 1967).

 

 

 

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