Si hay alguien que se muestre especialmente activo en la
utilización de la red ese es Antonio Gómez. Quienes estamos en su lista de
contactos recibimos un día sí y otro también un mensaje en el que da cuenta de
su multiforme e incansable actividad como abanderado (no se si también profeta)
de las nuevas formas de comunicación poétca (Poesía visual se le llamaba en los
orígenes). Ahora recibimos noticias de ds nuevas
entregas, C y D, que se suman a la extremeñísima colección dirigida por Elías
Moro y Marino González para De la Luna
Libros. Un libro de
Antonio Gómez, emeritense de Cuenca, y otro de Antonio María Flórez, colombiano
de Don Benito. Todas las islas lejos y Bajo
tus pies la ciudad, respectivamente. Es un tópico comentar que Antonio Gómez es, ante todo, un poeta visual o experimental o como
quiera que se llame a esa forma suya de abordar la poesía, aunque eso no
significa que haya abandonado por completo las formas clásicas, porque él
valora por igual una y otra; lo que se ve y lo que se lee, que no deja de ser
lo mismo. Es la suya, la de Antonio Gómez (copio de un comentario que acabo de
leer), una poesía frágil, delgada, sencilla, próxima a lo aforístico y lo
reflexivo, cercana, impresionista, cálida que no por eso deja indiferente al
lector, sino más bien al contrario. Y que tiene, a lo que parece, un enorme
atractivo para los jóvenes aspirantes a conocer el mundo poético. Lo que
suscita otra reflexión: también ahí está el intenso poeta que Antonio Gómez es.
Más íntimo, como si pudiéramos verlo sin esa mirada penetrante y esa larga y
poblada barba que le distinguen. Y menos callado de lo que suele. A lo mejor,
dentro de poco, lo tenemos por aquí, por Cuenca, para que nos vuelva a
introducir, con la pasión que él pone en ello, en los territorios de la poesía
silenciosa, la que se ve, la que entra por todos los sentidos.
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