viernes, 20 de mayo de 2011

PROTESTA, QUE ALGO QUEDA




Lo que empezó a suceder en este país el 15-M lo sabe ya todo el mundo. Lo que ha venido después, también. Oigo en una de esas tertulias fachas que ahora proliferan en varias televisiones que buscan negocio en río revuelto, que la movida protestona y callejera tiene su origen en los manejos del pérfido Rubacalba. ¿Qué no será capaz de hacer el todopoderoso ministro del Interior?, podemos preguntarnos a la vista del inagotable caudal de infundios que esta gente lanza sobre él con lo sencillo que resulta aceptar que las cosas son como son, de acuerdo con las leyes intangibles que mueven las voluntades humanas. Están en la calle jóvenes y menos jóvenes, impulsados por un pensamiento que muchos compartimos desde hace tiempo, sin saber cómo canalizarlo: este mundo nuestro necesita un revolcón que le de la vuelta como a los calcetines. Y esta idea no es antidemocrática ni antisistema, como hoy mismo ha dicho en una emisora local un conspicuo mercenario de la vida política, encantado con su papel actual y temeroso, naturalmente, de que el tinglado se le venga abajo. No tengo ni idea de cómo puede evolucionar esto ni cuáles serán las consecuencias, pero me gusta que en las calles de Cuenca haya al menos una simbólica presencia de rebeldes y acampados que aspiran a impulsar ese cambio. En eso hemos avanzado. Ya era yo periodista en activo cuando surgieron las movilizaciones de la primavera del 68 en París y entonces en Cuenca no se movió ni una hoja de chopo, para feliz satisfacción del poder establecido. Ahora, al menos, algo se mueve. Y espero vivir unos cuantos años más para ver en qué queda esta movida.

TETE MANZANET VUELVE A LA CARGA




A Tete Manzanet -Segundo García Manzanet- le gusta decir que es pintor primerizo, casi debutante en estos avatares del arte y la pintura. Ya lo hizo cuando, un par de años atrás, vino a Cuenca, a la ciudad en que había nacido en lejanos tiempos del siglo pasado, para exponer públicamente su primera exposición (la segunda, en realidad, repetición de la primera verdadera, que ofreció en Alicante, la ciudad de su residencia). Con una larga trayectoria detrás, como profesor, estudioso del color y las formas, director de museos, comentarista y conferenciante, nada que tuviera que ver con el mundo del arte le era ajeno, y tampoco lo era la habilidad técnica para dibujar y pintar. De hecho, en Cuenca abundan los dibujos ofrecidos a través de galerías y librerías. Pero nunca se había dedicado, de manera consciente y constante, a pintar, hasta que cumplió los 74 años y con ese marchamo de veteranía juvenil hizo sus primeras apariciones. Parece que la experiencia le ha gustado, pues vuelve a ellas e insiste con una nueva exposición, titulada “El sabor de la forma”, que ha estado abierta en la sala Lonja del Pescado, de la capital alicantina. No estaría mal que esa muestra también viniera a Cuenca donde la primera visita artística de Manzanet causó un verdadero impacto de interés y admiración.

EL PRESIDENTE DE LOS CINES

Desde hace unas semanas, Enrique González Macho es el presidente de la Academia Española del Cine. Seguramente casi todo el mundo recuerda el incidente producido cuando su antecesor, el director Álex de la Iglesia, montó en cólera (y dimitió) en desacuerdo con los planes del ministerio (y de la ministra, la también cineasta Ángeles González-Sinde) para elaborar unas normas encargadas de regular el conflictivo asunto de internet y las descargas, masivas, que todo el mundo (casi todo el mundo) está haciendo de imágenes y sonidos. A lo que vamos: hubo elecciones y González Macho fue elegido. Aunque en sus inicios se dedicó a tareas vinculadas a la producción, el prestigio de este hombre ha venido a través de la distribución (Alta Films es su marca) especializada en películas especialmente comprometidas, incluyendo las primera soviéticas que empezaron a llegar a España en los duros años de la dictadura. Luego pasó también a la exhibición, montó los Renoir en Madrid y fue extendiendo su red de pantallas, hasta llegar en estos momentos a tener 83 en Barcelona, Zaragoza, Palma de Mallorca, Santa Cruz de Tenerife y Guadalajara, habiendo cerrado el año pasado las de Deusto, por mal rendimiento comercial. González Macho es, también, el propietario de los Multicines Cuenca, cinco salas abiertas en 1992 y que vinieron a salvar el cine en Cuenca, tras el parón producido por el intempestivo cierre del Xúcar. La pregunta que me ocurre -se me viene ocurriendo hace muchísimo tiempo- es por qué los Multicines Cuenca no figuran en la potente red de González Macho, con el mismo nombre que los demás. ¿Por qué no se llaman Renoir Cuenca? ¿Por qué no figuran en las publicaciones que edita el productor-distribuidor-presidente? ¿Por qué se les menciona en la web de Alta Films pero no en la de los Renoir? ¿Por qué el sencillo nombre de Cuenca no puede figurar junto a los de las demás ciudades? Poner el nombre de Cuenca en una empresa es un localismo provinciano que sirve lo mismo para un roto que para un descosido. Lo de Renoir nos daría un toque de categoría más allá de nuestros estrechos límites locales, me parece. Ya sabéis: son las tontunas que uno piensa cuando tiene un hueco desocupado en la mente. Con todo, que González Macho esté donde está resulta positivo e interesante.

martes, 3 de mayo de 2011

PROMETE, QUE ALGO QUEDA

Por si alguien no lo sabe, diré que estamos en vísperas de que empiece una campaña electoral con doble objetivo, autonómico y local. Esto que va escrito es, naturalmente, una boutade, pero de algún modo hay que romper el hielo. Pues eso, estamos en campaña ya y desde hace muchos meses, sin necesidad de que se escenifique la ridícula escena de la pegada de carteles. En ese ambiente, los candidatos acuden ahora a pedir la opinión de los ciudadanos, recoger sus quejas, ideas, sugerencias y sueños, elaborar programas y toda la parafernalia que lleva consigo el juego democrático de las elecciones. En ese panorama no podía faltar, naturalmente, que se llame a consulta a colectivos culturales (en sí mismos inexistentes) para elaborar nutridos repertorios de propuestas, condenadas todas ellas, sin excepción, a perderse en el limbo tan pronto como quien sea gane las elecciones y cumple su primera obligación que es olvidar lo que prometió. Pero así son las cosas: vivimos en un teatro, el del mundo, como dijo Calderón, que es también el de la ciudad, el pueblo, la provincia, la región. No conozco a ningún político actual, de los que tenemos al alcance de la mano, que crea realmente en el papel de la cultura como motor de desarrollo y progreso, incluso en lo material, como elemento de potencialidad económica, pero por supuesto más aún en el ámbito del enriquecimiento personal, humano, de cada uno de nosotros. En fin, lamento retórico y un tanto desengañado, desde luego, pero sincero.