miércoles, 2 de marzo de 2011

copiones y plagiadores


Al pobre ministro alemán de Defensa le acaban de defenestrar por haber hecho algo que está a la orden del día: utilizar los buscadores de internet vía google para apropiarse de textos ajenos y añadirlos a los propios, en porcentaje variable, según las fuentes, pues las más malvadas llegan a decir que hasta el 75 por ciento era material de otros. Es lo que tienen los modernos mecanismos de comunicación e información, como saben muy bien los estudiantes gandules y los escritores golfos. Claro que, en una escala de calidades, quizá lo que ha hecho el ex-ministro, copiar para una tesis doctoral, se pueda considerar excesivo, más que hacerlo con un sencillo examen de bachillerato (o universidad). En el mundo de las letras tampoco estamos libres de esta plaga. Por supuesto, escribir un libro es cosa laboriosa, entretenida, que puede ocupar muchos días y, en casos, hasta años, de manera, se dirán algunos, que para qué trabajar tanto existiendo ordenadores, scanneres y fotocopiadoras. Hay ahora mismo en las librerías de Cuenca dos volúmenes que son, tal cual, reproducciones de otros anteriores. A uno de ellos le han cambiado el título, tan ricamente y así parece que es otro distinto. El otro lo mantiene, adaptado para que figure el "nuevo" autor pero por más que se quiera disimular no hay más que abrir la primera página para encontrar nada menos que Cuenca, la famosa guía publicada por Federico Muelas en 1968, sólo que ahora es otro el que lo firma. Cosas veredes y seguiremos viendo, sin duda.

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